¿Qué nos pasa Guate?


jueves, 20 de enero de 2011

Día 18_ Viviendo la vida juntos.

Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, en la que fuisteis llamados para formar un solo cuerpo. Y sed agradecidos. Colosenses 3:15

“ Ved qué hermosura y qué felicidad el que los hermanos vivan siempre unidos”  Salmo 133:1

El significado de la vida es compartir. La intención de Dios es que experimentemos la vida juntos, que vivamos en comunión, consiste en amar desinteresadamente, compartir con corazón sincero, servir en la práctica, hacer sacrificios, consolar y solidarizarse con los que sufren y todos los demás mandamientos que Jesús nos manda. Jesús ministró en el contexto de pequeños grupos de discípulos, pudo haber elegido a más pero sabía que doce era el tamaño máximo para permitir la participación de todos. Los cristianos necesitan estar comprometidos con un pequeño grupo dentro de cada iglesia, Dios ha hecho una promesa respecto a los grupos pequeños de creyentes “Porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" Mateo 18:20

¿Cuál es la diferencia entre la comunión verdadera y la falsa?

En la comunión verdadera experimentamos autenticidad. La comunión auténtica no es superficial, consiste en la expresión genuina, de corazón a corazón, el verdadero compañerismo ocurre cuando la gente es honesta con lo que es y con lo que sucede en su vida, comparte sus penas, revela sus sentimientos, confiesa sus fracasos, manifiesta sus dudas, reconoce sus temores, admite sus debilidades y pide la ayuda y oración de los demás. Podremos experimentar la verdadera comunión solo si somos transparentes en nuestra vida.

La oscuridad sirve para esconder nuestros dolores, culpas, temores, fracasos y fallas. Pero al sacarlas a la luz, las ponemos a la vista y admitimos quiénes somos en realidad. Por supuesto, la autenticidad exige valor y humildad, implica enfrentar nuestro temor a la exposición, al rechazo y a ser heridos nuevamente, pero esa es la única manera de crecer espiritualmente y conservar nuestra salud emocional. Solo podemos crecer si nos arriesgamos, y no hay otro riesgo mayor que ser sinceros con nosotros mismos y con otros. “Confesaos los pecados unos a otros y rezad unos por otros, para que os curéis. La oración fervorosa del justo tiene un gran poder” Santiago 5:16

En la comunión verdadera experimentamos reciprocidad. La reciprocidad es el arte de dar y recibir, es el corazón de la comunión, compartir responsabilidades, ayudarse unos a otros. “Así nos animaríamos mutuamente unos a otros con la fe, la vuestra y la mía” Romanos 1:12.

Somos más sólidos en nuestra fe cuando caminamos junto a otros que nos animan. “Por tanto, busquemos la paz y la ayuda mutua” Romanos 14:19

En la comunión verdadera experimentamos compasión. La compasión no se limita a dar consejos o ayuda rápida, es comprender y compartir el dolor de los demás. La escritura afirma que “Dios os ama y os ha elegido para que seáis miembros de su pueblo. Por tanto, sed compasivos, bondadosos, humildes, pacientes y comprensivos” Colosenses 3:12

La compasión satisface dos necesidades humanas esenciales: ser entendidos y apreciados con nuestros sentimientos. Cada vez que entiendes y aprecias los sentimientos de alguien, estableces comunión, pero a veces estamos tan preocupados con nuestros propios dolores que la autocompasión agota la compasión por los demás.

Los grados más simples de comunión son al compartir y al estudiar la palabra de Dios en comunión, un nivel más alto es servir como misioneros o en proyectos de caridad, más profundo es la comunión en sufrimiento que es cuando nos solidarizamos con la pena y el dolor ajeno y nos ayudamos. “Ayudaos unos a otros a llevar las cargas, y así cumpliréis la ley de Cristo” Gálatas 6:12. En los momentos más difíciles de la vida necesitamos contar con un pequeño grupo de amigos que tengan fe en Dios por nosotros para permitirnos salir adelante.

En la comunión verdadera experimentamos misericordia. La comunión es un lugar de gracia, se genera cuando la misericordia triunfa sobre la justicia. Todos necesitamos misericordia porque todos tropezamos y caemos y necesitamos que alguien nos ayude a ponernos de pie. Dios declara que cuando alguien peca debemos “Soportaos unos a otros y perdonaos si alguno tiene queja contra otro. Del mismo modo que el Señor os perdonó, así también vosotros debéis perdonaros.” Colosenses 3:13. No es posible tener comunión sin perdonar.

La misericordia de Dios es el motor que nos motiva a mostrar compasión por los demás, muchos son renuentes a mostrar misericordia porque no entienden la diferencia entre confianza y perdón. Perdonar es soltar las riendas del pasado. La confianza tiene q ver con el comportamiento en el futuro. El perdón debe ser inmediato, lo pida o no quien ofendió. La confianza se reconstruye con el tiempo, si una persona nos lastima repetidas veces, Dios nos manda a perdonarla, pero no espera que confiemos en ella de inmediato y tampoco se supone que debemos permitir que siga lastimándonos. Fuiste creado para esa comunión.

Reflexión: Necesito otras personas en mi vida
Versículo: “ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo” Gálatas 6:2
Pregunta: ¿Qué primer paso puedo dar hoy para relacionarme con otro creyente en un mayor grado de intimidad y autenticidad?

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