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domingo, 6 de febrero de 2011

Día 35_El poder de Dios en tu debilidad

A Dios le encanta usar a los débiles. Todos tenemos debilidades. Tenemos defectos e imperfecciones, físicos, emocionales, intelectuales y espirituales. Lo más importante es que hacemos con ellos, Dios quiere usar nuestras debilidades. “Dios eligió lo que el mundo tiene por necio para humillar a los sabios; lo débil, para humillar a los fuertes” 1 Corintios 1:27. Una debilidad no es un pecado ni vicio, ni un defecto de carácter que puedas cambiar como la gula o la impaciencia. Una debilidad es cualquier limitación que tengas o heredaste y no tienes poder para cambiarla. Puede ser una limitación física, como la minusvalía, una enfermedad crónica, poca energía o incapacidad. Puede ser una limitación emocional, como un trauma, un recuerdo injurioso o una disposición hereditaria. O puede ser un talento o limitación intelectual. No todos somos super inteligentes y talentosos. “Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que aparezca claro que esta pujanza extraordinaria viene de Dios y no de nosotros” 2 Corintios 4:7. Dios ama y usa a los imperfectos. Dios nos usará si le permitimos trabajar por medio de nuestras debilidades. ¿Cómo?

1. Reconoce tus debilidades. Admite tus imperfecciones. Deja de pretender que todo esta bajo control y sé honesto contigo mismo. Si quieres que Dios te use, debes conocer quién es Dios y quién eres tú.

2. Alégrate con tus debilidades. Nuestras debilidades nos hacen depender más de Dios, cuando te sientas débil, Dios te estará recordando que dependes de él. Nuestras debilidades también previenen la arrogancia, mantienen tu humildad. Nuestras debilidades nos animan al compañerismo entre creyentes, mientras la fuerza cultiva un espíritu independiente (yo no ncecesito de nadie), nuestras limitaciones muestran cuanto necesitamos a otros. La mayoría de nuestras debilidades aumentan nuestra sensibilidad relacional y ministerial, otras personas van a encontrar sanidad en tus heridas, tus grandes mensajes de la vida y tu ministerio más eficaz surgirá de tus heridas más profundas, las cosas que más te apenan, que más te averguenzan y las que menos quieres compartir, son las herramientas que Dios puede usar con más poder para sanar a otros. Todos los gigantes de Dios fueron personas débiles. Por ejemplo, la debilidad de Gedeón era su baja autoestima y una inseguridad profunda, Dios lo transformó en “un hombre poderoso y de valor”. Juan, arrogante, se convirtió en el apostol del amor.

“y las tres me ha respondido: "Te basta mi gracia, pues mi poder triunfa en la flaqueza". Con gusto, pues, presumiré de mis flaquezas para que se muestre en mí el poder de Cristo. Por esto me alegro de mis flaquezas, de los insultos, de las dificultades, de las persecuciones, de todo lo que sufro por Cristo; pues cuando me siento débil, es cuando soy más fuerte” 2 Corintios 12:9-10

3. Comprate sinceramente tus debilidades. Quítate la máscara y comparte lo que guardas, tus luchas, de manera que Dios pueda usarte en serivir o otros.

Pablo mostro su su vulnerabilidad en todas sus cartas.
Sus fallas: “No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero: eso es lo que hago” Romanos 7:19.
Sus Frustaciones: “Hermanos, no queremos que ignoréis las grandes dificultades que encontramos en Asia. Fue tan dura la prueba y tan por encima de nuestras fuerzas, que perdimos toda esperanza de seguir viviendo” 2 Corintios 1:8
Sus temores: “Me presenté entre vosotros débil y temblando de miedo” 1 Corintios 2:3.

Por supuesto que cuando revelas tus fallas, sentimientos, temores, te arriesgas a ser rechazado, pero los beneficios valen la pena, la vulnerabilidad te ayuda a liberarte emocionalmente, alivia el estrés, desactiva tus temores y es el primer paso para la libertad. La humildad no es negar tus fuerzas o ponerte por debajo de otros, es ser honesto acerca de tus debilidades. Mientras más sincero seas, más recibirás la gracia de Dios, las pretenciones repelen, la autenticidad atrae. Dios quiere usar tus debilidades, no sólo tus fortalezas, cuando las personas ven a Dios usándote a pesar de tus debilidades, es un consuelo y piensan: “Dios puede usarme a mi”. La cualidad esencial para el liderazgo no es la perfección, sino la credibilidad, la cual forgas, no pretendiendo ser perfecto, sino siendo honesto. Las personas deben confiar en ti, para seguirte.

4. Gloríaste en tus debeilidades. Pablo dijo: “De ese hombre presumiré, pero de mí no presumiré sino de mis flaquezas.” 2 Corintios 12:5. En vez de mostrarte autosuficiente e insuperable, obsérvate a ti mismo como un trofeo de gracia. Cuando el diablo apunte a tu debilidad, acuérdate de Dios y llena tu corazón con alabanzas a Jesús, que entiende nuestra debilidad, y al Espíritu Santo, que nos ayuda en nuestra debilidad.

Reflexión: Dios trabaja mejor si reconozco mi debilidad.
Versículo: “y las tres me ha respondido: "Te basta mi gracia, pues mi poder triunfa en la flaqueza". Con gusto, pues, presumiré de mis flaquezas para que se muestre en mí el poder de Cristo.” 2 Corintios 12:9
Pregunta: ¿Estoy limitando el poder de Dios en mi vida tratando de ocultar mis debilidades? ¿En qué necesito ser honesto de manera que pueda ayudar a otros?

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