Servimos a Dios sirviendo a los demás. El mundo define la grandeza en términos de poder, posesiones, prestigio y posición., pero Dios determina tu grandeza por el número de personas a las que sirves. “Entre vosotros no debe ser así, sino que si alguno de vosotros quiere ser grande que sea vuestro servidor” Marcos 10:42
Todo el mundo quiere dirigir, pero nadie quiere servir, Dios te formó para su servicio y no para que seas egocéntrico, sin un corazón de siervo serás tentado al mal uso de tu forma por interés personal. Tu ministerio primordial debe ser el área para la cual fuiste formado, pero tu servicio secundario se lleva a cabo donde quiera que se te necesite en el momento. Tu F.O.R.M.A revela tu ministerio; pero tu corazón de siervo muestra tu madurez. No se necesita un don para recoger la basura o para darle la mano a alguien cuando la necesita.
1. Los siervos verdaderos siempre están disponibles para servir.
Si solo sirves cuando te conviene, no eres un verdadero siervo Los siervos no ocupan su tiempo en actividades que pueden limitar su disponibilidad, siempre quieren estar listos para servir cuando se necesite. ¿Estás disponible para Dios en cualquier momento? ¿Puede Dios deshacer tus planes sin que comiences a resistirte? Como siervo no eliges ni escoges cuándo y dónde servir, dale a Dios el derecho de controlar tu horario e interrumpir tu agenda, las interrupciones son como citas divinas para el ministerio y te dan la oportunidad de practicar el servicio.
2. Los siervos verdaderos prestan atención a las necesidades.
Los siervos siempre ven la manera de ayudar a otros, cuando Dios pone a alguien en necesidad frente a ti, te da la oportunidad de crecer en el servicio. “No digas a tu prójimo: "Vuelve otra vez; mañana te daré", si está en tu poder.” Proverbios 3:28. Las necesidades de tu familia en la fe tienen preferencia, no las pongas al final de la lista de cosas por hacer. “Por consiguiente, siempre que tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y especialmente a los hermanos en la fe” Gálatas 6:10. John Wesley era un siervo de Dios, el decía: “Haz todo lo bu eno que puedas, con todos los medios que puedas, en todas las maneras que puedas, en todos los lugares que puedas, en todos los tiempos que puedas, a todas las personas que puedas, cada vez que puesas”
3. Los siervos verdaderos hacen lo mejor con lo que tienen.
Dios espera que hagas lo que puedas con lo que tienes, dondequiera que estés. Los serivos no tienen excusas, ni postergan o esperan por mejores circunstancias. Haz escuchado esto: -Si no puedes hacerlo con excelencia, mejor no lo hagas-; Jesús nunca dijo eso, la verdad es que, casi todo lo que hacemos es hecho deficiente cuando empezamos a hacerlo, así es como aprendemos. No tiene que ser perfecto para que Dios lo use y lo bendiga.
4. Los siervos de Dios cumplen sus tareas con la misma deicación.
Cualquier cosa que hacen, lo hacen con todo su corazón. El tamaño de la tarea es irrelevante. Jesús nunca se consideró por encima de nada porque vino a servir, él hizo cosas como labar los pies, servir al os leprosos, etc., y no fueron molestia para su grandeza, quiere que sigamos su ejemplo. Las cosas pequeñas en la vida determinan las grandes, no busques hacer grandes tareas para Dios, haz las que te ponga por delante y él te asignará la que quiere que hagas. Antes de intentar cosas extra-ordinarias, trata con las ordinaris. Las grandes oportunidades a menudo se disimulan en pequeñas tareas.
5. Los siervos verdaderos son fieles a su ministerio.
Los siervos cumplen sus responsabilidades, completan sus compromisos, mantienen sus promesas y terminan sus tareas. No dejan nada a medias, ni abandonan cuando se desaniman, son responsables y dignos de confianza. Los siervos nunca se retiran; puedes jubilarte de tu carrera, pero nunca del servicio a Dios.
La mayoría de personas no entienden la palabra compromiso, si das tu palabra, cúmplela. Si te comprometes debes cumplir, eso es la fidelidad. Dios ha prometido recompensar tu fidelidad “Su amo le dijo: ¡Bien, criado bueno y fiel!; has sido fiel en lo poco, te confiaré lo mucho. Entra en el gozo de tu señor” Mateo 25:23
6. Los siervos verdaderos mantienen un bajo perfil.
Ellos no promueven ni llaman la atención sobre sí mismos, no permiten que la notoriedad los distraiga de su trabajo. La autopromoción y el servicio no se mezclan, no sirvas para impresionar, ser aprobado o aplaudido: “Guardaos de practicar vuestra justicia delante de los hombres para que os vean; de otro modo, no tendréis mérito delante de vuestro Padre celestial” Mateo 6:1. Puede que al servir te sientas desconocido y sin aprecio, pero Dios tiene un proósito, conoce tu dirección, mejor es que estés donde él te puso hasta que decida moverte, el te hará saber si quiere que te vayas a alguna parte. “¿A quién busco agradar, a los hombres o a Dios? Si tratara de agradar a los hombres, no agradaría a Dios” Gálatas 1:2. No te desanimes si tu servicio pasa inadvertido. “Por esto, queridos hermanos, manteneos firmes, inconmovibles, trabajando más y más en la obra del Señor, sabiendo que el Señor no dejará sin recompensa vuestro trabajo.” 1 Corintios 15:58.
Reflexión: Sirvo a Dios cuando sirvo a otros.
Versículo: “El que dé de beber a uno de estos pequeñuelos tan sólo un vaso de agua fresca porque es mi discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa" Mateo 10:42
Pregunta: ¿Cuales de las seis características de los sievos verdaderos me desafían más?
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