¿Qué nos pasa Guate?


jueves, 25 de julio de 2013

La cena del Cordero. Scoth Hahn. II Entregado por vosotros (2da parte)

En tiempos de la Esclavitud de Israel en Egipto, resulta claro que el sacrificio ocupa un aparte esencial y central de la religión de Israel. ¿Qué significan todas esas ofrendas? El sacrificio de un animal..
  • Era un reconocimiento de la soberanía de Dios sobre la creación. Devolviendo a Dios lo que es suyo, el sacrificio era un alabanza a Dios.
  • Un acto de agradecimiento. La creación se le ha dado al hombre como un don, sólo podemos devolver lo que hemos recibido.
  • Servía como modo solemne de selar un acuerdo o juramento, una alianza ante Dios. 
  • Era un acto de renuncia y pesar por los pecados. Quien ofrecía un sacrificio reconocía que sus pecados merecían la muerte, ofrecía la vida de un animal en lugar de la suya propia.
 Pero el sacrificio central de la historia de Israel fue la Pascua, que precipitó la salida de Egipto de los Israelitas. Cada familia Israelita debía tomar un cordero sin mancha y sin hueso roto, matarlo y rociar su sangre en las jambas de la puerta.  Esa noche debían comer el cordero, si lo hacían, se perdonaría la vida de su primogénito, sino, moriría. El cordero moría a modo de rescate, la Pascua, por tanto era un acto de redención, Dios no solo rescató a los primogénitos de Israel, también los consagró como un "reino de sacerdotes, nación santa" (Ex. 19, 6). Al entrar en la Tierra prometida, los israelitas continuaron con sus sacrificios diarios a Dios. 

Con el establecimiento del Templo de Jerusalén (construido donde Melquisedeq había ofrecido pan y vino y Abrahán a su hijo), año 960 a. C muchos sacrificios se ofrecían en el altar de bronce que se levantaba al aire libre a la entrada del atrio interior del Templo. El "Lugar Santo" se encontraba detrás de ese altar,  y el "Santo de los santos" -lugar de la morada de Dios- estaba más atrás. Sólo los sacerdotes podían acceder al atrio interior del Templo, sólo el sumo sacerdote podía entrar al Santo de los Santos, tan sólo brevemente y una sola vez al año, en el día de la Expiación. (porque también era un pecador).

Por dentro y por fuera.
¿Eran estos sacrificios un ritual vacío? No, aunque el sacrificio, por sí mismo, era claramente insuficiente. Dios pedía también un sacrificio interior. "El sacrificio aceptable a Dios es un espíritu quebrantado" (Sal. 51, 17). "Yo deseo un amor firme y no sacrificio, el conocimiento de Dios, más que víctimas quemadas" (Oseas. 6,6).  Sabemos que Jesús observó las leyes judías relativas al sacrificio; celebró la Pascua cada año, consumir el cordero era la única forma por la que un fiel judía podía renovar su Alianza con Dios, y Jesús era un fiel Judío. 

La Pascua tenía en la vida de Jesús, una importancia mayor, era central para su misión. Jesús es el Cordero. Cuando Jesús estaba ante Pilato, “era el día de la preparación de la Pascua; era alrededor de la hora sexta” (Jn. 19:14), la hora sexta era la hora en que los sacerdotes estaban empezando a sacrificar los corderos pascuales. Juan se refiere a que ninguno de los huesos de Jesús fue quebrado en la cruz “para que se cumpliese la Escritura” (Jn, 19:36) ¿a qué escritura se refería? Éxodo 12:46 (el cordero pascual no debía tener ningún hueso roto). El cordero de Dios, como el cordero pascual, es una ofrenda cabal, un cumplimiento perfecto. Los que estaban mirando sirvieron a Jesús vinagre con una esponja en una rama de hisopo (Jn. 19:29; Ex 12:22). El hisopo era la rama prescrita por la ley para rociar la sangre del cordero. Así pues, esta simple acción, marcaba el cumplimiento de la nueva y perfecta redención. Y Jesús gritó “está consumado”.  Continua..

miércoles, 24 de julio de 2013

Pasa



Lo que siento por ti,
Es temporal
Una simple ilusión,
Un simple momento
Algo que pasa,
Cosas que borra el tiempo.

Lo que es real,
Lo verdadero
Lo trascendental, 
Se identifica desde el primer momento.

 V.Z (24.07.13) 

La cena del Cordero. Scoth Hahn. II Entregado por vosotros (Ira parte)

La Historia del Sacrificio.

 Sobre el cordero: El Cordero es central tanto para la Misa como para el libro del Apocalipsis, sabemos quién es el Cordero. Sin embargo, si queremos experimentar la Misa como el cielo en la tierra, necesitamos saber qué es el Cordero  por qué le llamamos Cordero. Para averiguarlo, hemos de regresar en el tiempo... 

Para el antiguo Israel, el cordero se identificaba con el sacrificio, y el sacrificio es una de las formas primordiales del culto. De los sacrificios del Génesis, hay dos que merecen nuestra atención: 

Pan con clase: El de Melquisedec (Gen 14, 18-20) que aparece como primer sacerdote mencionado en la biblia, muchos cristianos le han visto como un  anuncio velado de Jesucristo. Melquisedec era sacerdote y rey, era rey de Salem, una tierra que llegaría a ser más adelante Jeru-salem, que significa "Ciudad de la Paz". Jesús se alzaría un día como Rey de la Jerusalén celestial y, de nuevo momo Melquisedec, "Príncipe de la Paz" Finalmente, el sacrificio de Melquisedeq es extraordinario en cuanto que no implicaba animales. Ofreció pan y vino, como haría Jesús en la ültima Cena, cuando instituyó la Eucaristía. El sacrificio de Melquisedec terminó con una bendición sobre Abrahán.

La carga de Moria: El mismo Abrahán volvería a visitar el lugar de Salem, unos años después (Gen 22), Dios dice a Abrahán: "Toma a tu hijo, tu único hijo Isaac, al que amas, y veta a la tierra de Moria, y ofrécelo como holocausto sobre uno de los montes" La tradición Israelita identifica a Moria con el futuro Templo situado en Jerusalén (2 crónicas 3,1) Isaac cargó el leño para el sacrificio, cuando preguntó a su padre dónde estaba la víctima, Abrahán replicó: "Dios se proveerá el cordero para le sacrificio hijo mío" Dios apartó la mano de Abrahán para que no sacrificara a su hijo y dijo a Abrahán.. o multiplicaré tus descendientes como las estrellas del cielo... y por tus descendientes serán benditas todas las naciones de la tierra"  Los cristianos considerarán más tarde el relato de Abrahán e Isaac como un afortunada alegoría del sacrificio de Jesus en la cruz. Hay muchas semejanzas. Jesús como Isaac, era el fiel hijo único, amado del padre, Jesús acarreó el leño para su propio sacrificio, que consumaría en el monte de Jerusalén, el Calvario (que era uno de los promontorios de la cadena montañosa de Moria) Mateo 1,1 identifica a Jesús con Isaac como hijo de Abrahán. Continua…

martes, 23 de julio de 2013

La Cena del Cordero. Scott Hahn. I. En el cielo ahora mismo.

Lo que encontré en mi primera Misa.
Allí estaba yo, de incógnito: un ministro protestante deslizándome al fondo de una capilla católica de Milwaukee para presenciar mi primera Misa.  Para aquellos primeros cristianos, la biblia era incomprensible si se la separaba de acontecimiento que los católicos de hoy llaman "la Misa"... me convencí para ir y ver, como si se tratara de un ejercicio académico.. me quedé sentado con mi biblia abierta junto a mí. 

Empapado de la Escritura.
 ... a la medida que avanzaba la Misa, algo me golpeaba. La Biblia ya no estaba junto a mí. Estaba delante de mí, en las palabras de la misa. La experiencia fue sobrecogedora...  Permanecí al margen hasta que oí al sacerdote pronunciar las palabras de la consagración;
Sentí que toda mi duda se esfumaba. Mientras veía al sacerdote alzar la blanca hostia, sentí que surgía de mi corazón una plegaria como un susurro: En menos de un minuto, la frase había sonado cuatro veces. Con muchos años de estudio de la  Biblia, sabía inmediatamente dónde me encontraba. Estaba en el libro del Apocalipsis, donde a Jesús se le llama Cordero no menos de veintiocho veces. Estaba en la fiesta de bodas que describe San Juan al final del último libro de la biblia. Estaba ante el trono celestial donde Jesús es aclamado eternamente como Cordero. 

Santo Humo.
Regresaría a Misa al día siguiente, y al siguiente..cada vez descubría que se cumplían ante mis más Escrituras pero ningún libro se me hacía tan visible como el Apocalipsis.. En esa capilla veía sacerdotes revestidos, un altar, una comunidad que cantaba Veía el humo del incienso, oía la invocación de los ángeles y santos.  Con renovado vigor me sumí en el estudio de la primitiva cristiandad y encontré que los primeros obispos, los Padres de la Iglesia, habían hecho el mismo descubrimiento que yo... consideraban el libro del Apocalipsis como la clave de la liturgia, y la liturgia, la clave del apocalipsis. El Apocalipsis, estaba iluminando ahora las ideas que eran más fundamentales para mi fe: la idea de la alianza como lazo sagrado de la familia de Dios. Más aún, la acción que yo había considerado como la suprema blasfemia -la Misa- se presentaba como el evento que sellaba la Alianza de Dios. > Después de dos semanas de asistir a Misa a diario, me encontraba a mi mismo queriendo levantarme durante la liturgia y decir: < ¡Eh, vosotros! ¡Dejadme enseñaros en qué lugar del Apocalipsis estáis! Id al capítulo cuatro, versículo ocho. Estáis en el cielo, justamente ahora>

Me roban la idea.
Entonces descubrí que el Concilio Vaticano II me había sacado la delantera.   ¡ Un momento! Eso es el cielo. No; se trata de la Misa. No; es el libro del Apocalipsis. ¡Un momento!: es todo lo anterior.  
Este descubrimiento no era producto de una imaginación exaltada; era la enseñanza de un concilio de la Iglesia católica. A la vez, descubriría que era también la conclusión inevitable de los estudiosos protestantes más riguroso y honestos. Uno de ellos, Leonard Thompson, había escrito... "incluso una lectura superficial del libro del Apocalipsis muestra la presencia del lenguaje litúrgico relativa al culto..."

Próximamente.
El libro del Apocalipsis trata de Alguien que va a venir, hora tras hora, en aquella capilla de Milwaukee, llegue a conocer que ese Alguien era el mismo Jesucristo a quien el sacerdote católico alzaba en la hostia. 

Todavía albergaba en mi mente y en mi corazón serias preguntas, acerca de la naturaleza del sacrificio, de los fundamentos bíblicos de la Misa... esas cuestiones iban a definir mis investigaciones en los meses preparatorios a mi recepción en la Iglesia católica. No creo que nuestro Padre Dios me niegue la sabiduría que buscamos referente a su Misa. Después de todo, es el acontecimiento en el que sella su Alianza con nosotros y nos hace sus hijos. Este libro es más o menos un informe de lo que he encontrado mientras investigaba las riquezas de nuestra tradición católica. En la misa, tú y yo tenemos el cielo en la tierra. La evidencia es abrumadora, la experiencia es una revelación.

La Cena del Cordero. Scott Hahn. La misa Revelada


... Pero la mayoría de los católicos se pasarán la vida sin ver mas allá de la superficie de unas oraciones aprendidad de memoria. Pocos vislumbrarán el poderoso drama sobrenatual en que entran cada domingo en Misa... 

En este pequeño libro me gustaría proponer algo insólito. Mi propuesta es que la clave para comprender la misa es el libro bíblico del Apocalipsis, y más aún, que la Misa es el único camino por el que un cristiano puede encontrarles verdadero sentido al Apocalipsis. Llevo estudiando el libor del apocalipsis más De veinte años. Hata 1985 lo estudié como ministro protestante y en todos esos años me encontré enfrascado, una tras otra, en la mayoría de las teorías interpretativas que estaban en boga o pasadas d emoda. Pero sólo cuando empecé a contemplar la Misa, sentí que la puerta empezaba a ceder, poco a poco. << Después tuve una visión: ¡Una puerta abierta en el cielo!>> (Apoc. 4,1). Y la puerta daba a... la Misa de domingo en tu parroquia.

 En este momento pueder replicar que tu experiancia semanal de la misa es cualquier cosa menos celestial... con gente a tu alrededor vestida como si fuera a un partido de futbol... ... aún así, insisto en que realmente estamos en el cielo cuando vamos a Misa, y esto es verdad en cada Misa, con independencia de la calidad de música o del fervor de la predicación... No se trata de aprender a mirar el lado bueno de la liturgia.. se trata de algo que es objetivamente verdad, tan real como el corazón que late entro de ti. 

Puedo asegurarte que no se trata de una idea mía; es la de la Iglesia. Tampoco es una idea nueva, existe aproximadamente desde el día en que San Juan tuvo su visión del Apocalpsis. 

Este libro no es un tratado bíblico.. a lo largo de él probablemente te acercarás a la Misa por nuevos caminos. 


Un extracto de cada captitulo del libro "La cena del Cordero" para compartir con ustedes.